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Atención al Suicidio y Depresión Aguda

Por admin InterPsique

La “desesperanza aprendida” como le llaman algunos autores no tiene cabida en una existencia que aprende a re significar su propia vida y para ello tenemos la atención especializada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el suicidio como “el acto deliberado de quitarse la vida” (2012a, p. 75). La conducta suicida se puede expresar como un continuo que va desde la ideación, planeación y tentativa hasta el suicidio consumado. Desde 1970 la OMS identificó el acto suicida como un problema de salud pública, y en el 2013 realizó un estudio epidemiológico encontrando que en el mundo 9.000 personas intentan suicidarse diariamente y cada año se cometen alrededor de un millón de suicidios; esto significa una muerte cada 40 segundos, ubicando al suicidio entre las tres primeras causas de muerte en personas de 15 a 44 años (OMS, 2013). Se estima además que para el año 2020, aproximadamente 1,53 millones de personas morirán por suicidio, lo que representa un promedio de una muerte cada 20 segundos y un intento cada 1-2 segundos (Bertolote & Fleischmann, 2002)

El comportamiento suicida está determinado por una serie de causas complejas, que pueden ser tanto factores externos como internos del sujeto. Entre ellos pueden enumerarse: la pobreza, el desempleo, la pérdida de seres queridos, antecedentes familiares, el abuso de alcohol o drogas, los maltratos durante la niñez, aislamiento social, enfermedades crónicas, patrones familiares autodestructivos, eventos traumáticos durante la niñez, violencia intrafamiliar, abusos, humor inestable, ansiedad, desórdenes psiquiátricos como la depresión, trastornos de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, entre otros.

El riesgo de suicidio aumenta en las enfermedades físicas crónicas, asociado además a la existencia concomitante de un trastorno psiquiátrico, especialmente depresión. La cronicidad, la inhabilidad y el pronóstico negativo se correlacionan con el suicidio. Dentro de estas enfermedades se incluyen enfermedades neurológicas, neoplasias, VIH/SIDA y otras condiciones médicas crónicas como enfermedades renales, hepáticas, óseas y articulares, cardiovasculares y trastornos gastrointestinales.